Beato Juan Nepomuceno Zegrí y Moreno

foto BeatoMarco

Nació en Granada, España, el 11 de octubre de 1831. En su infancia recibió de sus padres una profunda formación humana y cristiana avalada por un testimonio de humanidad y de grande amor a Dios y al prójimo.

Llama la atención su dedicación al estudio y su empeño de preparase bien para mejor estar al servicio de los demás. Se licenció y doctoró en tres carreras: Teología, Filosofía, Derecho Civil y eclesiástico.

Es ordenado sacerdote y el obispo le dio muchos cargos y responsabilidades importantes distinguiéndose en su ejercicio por su amor a Dios, la Virgen, la Iglesia y a los más pobres y necesitados.

Tenía una gran sensibilidad ante los males que hacían sufrir a la gente y esto le hacía buscar maneras de aliviar los sufrimientos.  Sobre todos los más pobres y desamparados, vio: mujeres marginadas, niños sin posibilidad de educación, jóvenes desorientados, ancianos abandonados, enfermos sin que nadie los atendiera; entonces se dio cuenta que él solo no podía llegar a tantos y sintió la gran inspiración de fundar una congragación religiosa, la Congregación de las Hermanas Mercedarias de la Caridad, para que le ayudaran y continuaran la misión de practicar todas las obras de misericordia espirituales y corporales en la persona de los pobres.

A esta fundación dedicó todo lo que tenía: su inteligencia, su trabajo, su saber, su esfuerzo y sus medios económicos. Y la Congregación creció. En sólo 10 años la Congregación atendía 50 establecimientos caritativos. Para esto se había formado un personal de cientos de religiosas mercedarias.

Por entonces, una religiosa, que había ocupado cargos importantes en la Congragación cuyas monomanías hereditarias motivaron su salida, inventó una serie de calumnias contra el Padre Zegrí, y las autoridades de la Iglesia, hasta que esto se clarificara, prohibieron a las religiosas comunicarse con el fundador.

pintura BeatoLuego esta ex mercedaria llegó a la completa demencia y los médicos la internaron en un manicomio. Se aprobó la falsedad de las calumnias y las autoridades, después de clarificar todo muy bien, rehabilitaron al Padre Zegrí. Pero el tiempo había pasado, cuatro años de ausencia, y las que dirigían la Casa General de la Congregación orientadas por el obispo de su diócesis no les interesaba la vuelta del Padre Zegrí y le impidieron ocuparse de nada de la Congregación.

Los últimos diez años que vivió el Padre Zegrí después de esto, los vivió en total ausencia de la Congregación ocupado sólo de sus obligaciones sacerdotales en su casa de Málaga. Con gran dolor, pero lleno de virtudes, viviendo profundamente la caridad con los que le rodeaban, sin criticar de nadie y aceptando la voluntad de Dios, murió el 17 de marzo de 1905, fija su mirada en un cuadro de la Virgen de la Merced que tenía delante de su cama, ofreciendo su enfermedad y su soledad por el bien de la Congregación.

El 9 de noviembre de 2003 fue beatificado en Roma. De esta manera, la Iglesia reconoció públicamente la santidad de vida de este gran sacerdote y fundador que supo dar sentido a su vida viviendo de verdad el Evangelio de Jesucristo.